miércoles, 27 de abril de 2011

Dos.


Helouses , babys, e.e , he tardado un poquitín, pero ya estoy aquí :$ Quería deciros que, no es un fic con personas famosos, como ya algunas sabéis, pero , a las que decís de McFLY, estar atentas, porque es como si lo fuera e_e Leed y así lo entendéis xD Os dejo ya, para que leáis tranquilamente.

UN BESAZO DE LA PESADA DE CORAL!! (L)
¡A leer!


Dos.





Todo comenzó unas semanas antes de mi decimoséptimo cumpleaños:

Recuerdo que Gelen y yo llevábamos semanas preparando mi ansiada fiesta de cumpleaños. Ya estaba todo listo, y lo único que faltaba aún -por muy raro que pueda parecer - eran nuestros vestidos. Por lo que esa tarde, Gelen , sí, ella sola, había decidido que ese era el perfecto día para salir a buscar los perfectos vestidos .

De nada valieron mis súplicas y quejas, argumentando que estaba cansada y que debía hacer un trabajo, aparte de mis deberes de clase. Y si no los hacía ese día -que era viernes- no los haría hasta el domingo.
Ella se limitó a mirarme, sonreírme y contestarme con voz alegre:

-Los hacemos juntas, esta noche, cuando volvamos.

Así que, después de que me pusiera mil y una razones por las que deberíamos ir ese día -las cuales ninguna recuerdo, ya que eran tan tontas que ni sentido tenían-, suspiré y acepté. Cómo no.

Gelen es ese tipo de chica que siempre consigue lo que quiere, sea lo que sea, cueste lo que cueste, al menos así ha sido desde que nos conocemos, hacía entonces nueve años.
Somos amigas desde los diez años, aunque nos conocemos desde bastante antes, a los ocho años. Al principio no me gustaba estar cerca de ella, me parecía el tipo de chica que no tiene amigas verdaderas porque se cree que tiene el mundo a sus pies, que puede hacer lo que le dé la gana. Luego descubrí que , en realidad, algo así era, pero era una buena persona, y eso que me parecían defectos me acabaron pareciendo virtudes , porque siente que nada le puede frenar, y que siempre podrá lograr lo que quiere. Eso que yo no pienso. Soy bastante pesimista, y que esté ella , diciéndome las cosas buenas de cada cosa mala que yo saco, es bastante reconfortante.

Llevábamos recorriendo las tiendas del centro al menos cuatro horas , si quiera habíamos comido, ya que a Gelen le pareció una buena idea ir directamente después de clase, según salimos, a las dos del mediodía. Decía que así terminaríamos antes, y podríamos hacer ese trabajo que debía hacer. Era mentira. Lo que ella en realidad quería es no pasar por su casa, donde probablemente le esperara su madre, para que cuidara a su hermana pequeña.

Me dolían los pies ,de tal manera que parecía que había recorrido veinte kilómetros con unos tacones de esos que solo se ponen cuando hay una boda o una fiesta importante, tenía hambre, tanta que me comería cualquier cosa, aunque hubiera sido una crema de calabaza -las cuales odio desde que me comí una en mal estado y estuve en cama dos semanas- , aparte del calor que hacía, ya que casi estábamos en verano, y del sueño que tenía, al haberme levantado temprano para ir a clase.
Y lo peor de todo, es que no conseguíamos encontrar ningún vestido que nos gustara lo suficiente como para llevarlo a mi esperada fiesta.

-Venga, Gelen, vamos a comernos un helado, por favor - dije casi suplicando después de salir de una tienda en la que la ropa era tan fea , aparte de cara, que casi me asusté al pensar que algo de eso podría ser mío.

-¿Y cuando compramos los vestidos?! -Me habló en grito, de esa manera que solo ella tiene. Sonriente pero enfadada, amable pero borde.

-Cuando terminemos el helado - prometí.

Por lo que, después de asegurarle que invitaba yo, y prometer que le compraría -pagados por mí, claro está- los zapatos más caros que viéramos, acabó aceptando.
Así que nos dirigimos a nuestra heladería favorita, que no estaba muy lejos de donde nos encontrábamos, por suerte, que es la que tiene los helados más ricos que hemos probado.
Después de esperar una cola un tanto larga pedimos nuestros helados, caramelo y chocolate, y nos sentamos en la pequeña terraza.
Apenas había gente.
Una pareja, mirándose mientras comían, sonrojándose cuando se encontraban con la mirada de su acompañante; un grupito de chicos, cuatro más específicamente, de edades distintas, si me hubieran preguntado no podría haber dicho cuántos años tendrían. Diecisiete, dieciocho, o algo así, pensé; Un grupo de chicas que miraban al grupo de chicos, probablemente preguntándose si deberían acercarse a ellos, y conocerlos, ya que eran bastante guapos; Algo más alejado una madre compartía un helado con su hija, ya eran clientes habituales, y yo ya había hablado con la niña lo suficiente como para saber qué helado le encantaba,ese que solo sirven en esa heladería, que tiene un nombre tan extraño...dulce de mora, creo que así lo llamaban . Silvia se llamaba la niña.
Cuando me vieron me saludaron con la mano. Y Silvia se acercó a mi, gritando.

-¡Alissa! -Gritaba mientras se acercaba a mí, para luego abrazarme con la poca fuerza que tenía.

¿Se me había olvidado mencionar mi nombre? Pues aquí lo tenéis. Me llamo Alissa Jannet Jonson. Nunca me ha gustado mi nombre. Creo que mi madre o mi padre, quién quiera que lo eligiera , me tenía odio o algo así. Aunque, teniendo en cuenta los nombres tan horrorosos que he escuchado, el mío no está mal del todo. Pero ya sabéis lo que dicen: La gente siempre quiere lo que no tiene.

Sonreí a la pequeña Silvia, que con tan solo seis años ya había tenido que afrontar la muerte de su padre, y cuando se acercó a mi la abracé.

¿He mencionado que aparte era mi vecina?
Antes de la muerte del padre, claro. Luego se mudaron porque no podían pagar la casa, en el trabajo de la madre , Annabelle , que así se llamaba la madre de Silvia, no le pagaban lo suficiente como para mantener una casa tan enorme.
Le tenía cogido mucho cariño a la pequeña. Y ella a mí, puesto que desde que su padre murió mi padre les ayudó en todo lo que pudo.

-¿Qué tal, pequeña? -pregunté sonriente mientras la sentaba a mi lado y le hacía una señal a la madre, diciéndole que estaba bien conmigo.

-¡¿ A que no sabes qué?!- Preguntó, entusiasmada.

-No, ¿qué? -respondí, siguiendo su entusiasmo, mientras Gelen nos miraba con una sonrisa cariñosa. La cual siempre le dedicaba a la pequeña Silvia.

-¡Tengo una frase para ti!

Silvia estaba al tanto de lo que yo hacía con los papeles, a su madre le encantaba, y a ella le fascinaba. Decía que me ayudaría a crear la mayor cadena jamás vista.
Sueños de niñas.

-¿Si? ¿De verdad? -Le sonreí, imaginándomela buscando una frase que poder darme, ya que ella aún no las sabe escribir bien, tal y como me había dicho unos días atrás.

-¡Sí! ¡Y ya he aprendido a leer ! -Me respondió, triunfante por sus progresos - Espera - me dijo antes de levantarse e irse donde estaba su madre, para pedirle algo y volver a la mesa donde estábamos Gelen y yo.

Le hice un gesto con la mano a Annabelle, para que se acercara y se sentara con nosotras. Y así hizo. Cogió una silla y se sentó a nuestro lado, junto a Gelen, y enfrente de Silvia y mía.

Silvia me tendió un bolígrafo y un papel, que en realidad era una servilleta de la heladería, y se acercó a mi oído. Me susurró la frase mientras yo la copiaba con mi caligrafía , para mí ,desastrosa, en el trozo de papel.
Luego le tendí el papel doblado a la pequeña y le dije sonriendo.

-Es tu frase, es justo que la tires tú, ya sabes, cuando venga el viento el papel vuela.

Me sonrió, entusiasmada con poder hacerlo ella y cogió el papel.
Cuando apenas cruzó una tenue ráfaga de viento el papel ya volaba sobre nuestras cabezas, con las palabras de Silvia escritas.

-¿Crees que alguien la encontrará? -Preguntó, sin poder borrar la sonrisa de su cara, una preciosa sonrisa que iluminaba a un radar de cinco kilómetros como mínimo.

-Estoy segura -contesté, dedicándole una enternecedora sonrisa.

Estuvimos un rato hablando. Le pregunté a Annabelle como estaba con el trabajo, y le ofrecí cuidar de Silvia cuando ella tuviera que trabajar por la tarde. Me dijo que si alguna vez le hacía falta me lo diría; Luego me preguntó por las notas, por mi padre, y por algunas cosas más. Le respondí que todo me iba bien, y que de mi padre... bueno, que estaba como siempre. Asintió, sabiendo lo que quería decir y cambió de tema, sabe que a mí no me gusta hablar de eso.
Después de estar una media hora o algo más hablando se despidieron de nosotras, Annabelle con dos besos, y un hasta pronto y Silvia con un gran abrazo y un quiero ir a tu piscina de nuevo , luego nos dio un gran beso en la mejilla a cada una y se fue, saltando , feliz, sin pensar en lo que los demás digan, sin preocupaciones. Es optimista, me recuerda a Gelen. Ambas saben que si algo sale mal es porque tenía que salir mal.

Cuando estaban lo suficientemente lejos como para no escucharnos Gelen me miró y me dijo:

-A veces parecéis hermanas.

Reí ante la ocurrencia de mi amiga y le manché, con el helado que me quedaba en el botito, la nariz.

-Celosa.

Rió sonoramente y sacudió la cabeza. Estás loca, susurró. A lo que yo me uní a su risa.

Poco después, cuando nos cansamos de insultarnos y decir cosas sin sentido alguno, tiramos nuestros pequeños botes que minutos antes habían contenido nuestros respectivos helados, y nos volvimos a sentar, ahora en un banco cercano.
Me miró, y reí. Sabía qué era lo que me estaba intentando comunicar con esa mirada.

-Te juro por lo que más quiero que si dejamos las compras hoy, te haré los deberes el resto del año. O más, o lo que quieras, por favor, Gelen, estoy cansada.

Rió, con esa risa suya tan escandalosa, y me miró.

-Los deberes de mates durante dos semanas.

-Acepto -Contesté, riendo, acompañando su risa, mientras nos mirábamos. Amigas, sobre todas las cosas.

Hablamos, de todo y de nada. De esto y de lo otro. De ayer y de mañana. De cualquier cosa, porque ,cuando estás con la persona que te comprende por encima de todo ,da igual el tema sobre el que habléis, os entendéis, a veces, incluso sin palabras. Eso es, exactamente, lo que siento día a día con ella. Entonces, y ahora.

Hasta que , al ritmo de Kick Ass- Mika , el móvil de Gelen nos interrumpió. Se levantó, mirando la pantalla y se alejó para poder escuchar, disculpándose con un gesto hecho con la mano.
Sacudí la cabeza, sabía quién era por su cara de impaciencia.
Me acomodé en el incómodo banco, cosa bastante difícil, apoyando mi espalda en el respaldo de madera.
La gente pasaba a mi alrededor. Me miraba, y yo sonreía. Qué más daba lo que dijeran de mí.

-Te quiero ,lo sabes ¿me quieres? quién sabe. Te amo ,lo juro ¿me amas? lo dudo... -Susurró alguien en mi oído, a mi espalda. Y lo que consiguió fue hacerme estremecer.

Me dí la vuelta, para encontrarme con unos ojos azules que me miraban, con una sonrisa perfectamente imperfecta, un rostro con pecas, muchas, demasiadas. Un chico que,estaba completamente segura, me sonaba demasiado.

2 comentarios:

  1. CORALITA SIMPLEMENTE TE AMO *O*
    NO SABES EN SERIO LO BIEN QUE ESCRIBES DE VERDAD, YO CREO QUE TU VAS PARA ESCRITORA, Y TE LO DIGO MUY ENSERIOOOOOOOOO*-*
    JODER PECOSO, OJOS AZULES? *_______________*
    SE QUIEN ES MUAHAHAHHA, CREO XDDDDDDDDDDDD
    BUENO CIELO QUE SUBAS PRONTOOOOOOOOOOO>.<
    QUE ERES DIOSAAAAAAA DE MI MUNDO!
    ATTE: SOY JARA .___________.
    TE QUERELOOOOOOOO:333333

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  2. O.o me has dejado loca, gelen y alissa se parecen a mi amiga y ami ^^ me gusta tu novela , sigue escribiendo PLIS ;(

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